viernes, 26 de agosto de 2016

Dos maneras de pensar la comunicación

Como venimos viendo, la idea de comunicación es muy compleja; hay incluso varias formas de definirla y de dar cuenta de los fenómenos comunicativos. Entre las varias concepciones hay dos contrastantes: aquella que considera la comunicación como transmisión de información y otra que la define como producción de significación.
Concebir la comunicación como transmisión de información implica pensar que esta se produce de la siguiente manera: un emisor codifica un mensaje, es decir, pone sus ideas en un código, y otro lo decodifica. Para que la comunicación sea exitosa el código debe ser claro, preciso y sumamente estable. Cuando el código no cumple estas condiciones, la transmisión de información se entorpece.
esta manera de pensar la comunicación e útil para dar cuenta principalmente de algunos tipos de mensajes, por ejemplo, los del semáforo o los de las señas del truco. Estos mensajes utilizan códigos sencillos, que no varían con el tiempo y que transmiten mensajes inequívocos, en el primer caso, cada luz nos informa: pase, espere o deténganse; en el segundo caso, por ejemplo, el guiño quiere decir que tengo el as de bastos.
Sin embargo, en la vida social, este tipo de transmisiones de información son sólo una parte limitada de los fenómenos de comunicación. conviene, entonces, introducir una segunda manera de concebir la comunicación como fenómeno de "significación".
Sería muy raro o imposible que encontráramos a preguntarnos: "¿Qué significa esto?". En cambio, sí es frecuente preguntarnos durante cualquier conversación: "¿Qué me quiso decir?". Esto es así porque en la comunicación humana se ponen en juego códigos muy complejos y también varios códigos a la vez. Además del lenguaje verbal, intervienen el lenguaje de los gestos, los tonos de la voz, la mirada, etc., que luego veremos con mayor detalle. lo que una persona dice suele ser el resultado combinado de todo ello.
Además todos estos códigos no son completos ni estables ni totalmente claros. ¿Cómo nos comunicamos entonces? El receptor del mensaje tiene en cuenta todos estos elementos al mismo tiempo, y algunos más, y va construyendo -es decir, interpretando- una significación del mensaje que recibe. Los receptores realizan una interpretación de lo que los elementos del mensaje significan.
La cuestión puede tomarse todavía más complicada, porque para entender lo que efectivamente están comunicándonos, no sólo registramos todos esos detalles sino que también recurrimos a otros elementos. Por ejemplo: el conocimiento previo de la persona que nos habla, nuestra experiencia respecto de otras circunstancias en las que escuchamos decir cosas similares, nuestra apreciación del momento y las circunstancias en que se da el diálogo, etcétera.
Cuando pensamos los problemas relativos a la comunicación humana no podemos dejar de tener en cuenta, entonces, la manera en que los signos atraviesan y constituyen todas y cada una de las dimensiones de la vida social.

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